Reflexionando sobre el futro de la pesca y la biodiversidad

Partía de una mesa redonda compuesta por tres personas pero ha acabado siendo un open mic rico en protagonistas y opiniones. El objeto de debate, el futuro de la pesca en general, el de la Reserva y Geoparque Marino de Lanzarote en particular. Sus interlocutores principales, Silvia González, bióloga de la reserva marina de Lanzarote y La Graciosa; Elena Mateo, geóloga y responsable técnica del Geoparque mundial de la Unesco Lanzarote y Archipiélago Chinijo, y Miguel Ángel Rodríguez, pescador de la cofradía de la Tiñosa (Puerto del Carmen). Los secundarios de lujo, los periodistas y cocineros Benjamín Lana, Salvador García-Arbós, Ignacio Medina o Gísli Matthias. El espacio, la cubierta del barco que ha llevado a la comitiva de Worldcanic 22 a visitar La Graciosa.

Empezaban las primeras contextualizando dónde se encontraban, en un geoparque de casi 2500 km2 que incluye la isla de Lanzarote y el Archipiélago Chinijo, el onceavo Geoparque español, creado en 2015, y “formado por una considerable superficie de espacios sumergidos que contribuyen a aumentar su geodiversidad”, explicaba Mateo. Entre ellos destaca el del archipiélago Chinijo («pequeño», en alusión a su condición de miniarchipiélago), al norte de Lanzarote, un conjunto de islas formado por La Graciosa (la única habitada), Montaña Clara, el Roque del Oeste, Alegranza y el Roque del Este. En conjunto, la reserva marina más grande de la Unión Europea con 700 km2. 

Tenía el marco. Llegaba la tela. Se centraban en el arte de la pesca artesanal en Lanzarote, “la que queremos preservar desde el Geoparque”, explicaba Mateo. “Dentro de este espacio hay muchos pescados gracias la biodiversidad de la zona”, seguía González, “aunque después tengan salida comercial solo dos o tres”, puntualizaba el pescador. Empezaba el debate. Poner en valor especies menos conocidas para que esta profesión no desaparezca.

“Aunque hay mucha diversidad y, al estar cerca del banco pesquero africano, el marisqueo sea mejor, en Lanzarote no tenemos grandes stocks, así que hay que ser mejores en su explotación”, puntualizaba González, que seguía defendiendo la flora artesanal: “Si toda la pesca fuera artesanal, difícilmente se acabaría con el pescado. Las extracciones mineras, sin ir más lejos, son más perjudiciales”.

Seguía Rodríguez: “La gente quiere unas ciertas especies, pero hay muchas más que la gente no conoce. Así que no nos dedicamos tanto a especies que no tienen tanta salida, que nos las comemos nosotros”. “Y eso es un problema. No solo hemos de incentivar el uso de todas las especies desde los medios de comunicación o la cocina, sino que también tenéis vosotros responsabilidad como gremio”, intercedía el director general de Vocento Gastronomía. La relación sector primario-gastronomía para salir adelante. Leit motiv de Worldcanic y de muchas otras de las iniciativas en formato congreso organizados por la división de gastronomía del grupo editorial.

Al respeto, como por alusiones, intervenía Ignacio Medina (“El pescador tiene que luchar por su hábitat, por lo que hay en él y ponerlo en valor”) o Salvador Garcia-arbós (“En el fondo, lo que hace falta es más cultura y pedagogía. Cocineros, medios y sector primario tenemos que educar”), y todos miraban a la ve a los mismos: “Pero deben ser las administraciones quienes marquen qué pescar pensando en el beneficio común”, comentaba la bióloga.

“Está menos perseguido ir a África a por un cargamento de droga que hacer una pesca ilegal”

El argumento recibía el beneplácito el grupo. El pescador seguía con sus problemas: “Los pescadores salen con miedo a la mar. Pero no al mal tiempo, sino a las instituciones. Está menos perseguido ir a África a por un cargamento de droga que hacer una pesca ilegal. Se regula mucho, se ponen unas normas que no tienen sentido y están matando el oficio. Yo no puedo trabajar con mi hijo. Así, ¿cómo le inculco la profesión? No tiene futuro”.

Ahí la disparidad de opiniones aumentó. Las charlas de Worldcanic. To be continued.